Las escobillas o limpiaparabrisas son unos elementos esenciales para garantizar la seguridad y la correcta visibilidad al conducir. Su función es barrer el agua, el polvo, la nieve o cualquier otro agente que pueda dificultar la visión a través del parabrisas. De esta manera, se evitan accidentes por falta de visibilidad o deslumbramientos.
Sin embargo, las escobillas no duran para siempre y se van desgastando con el uso y el paso del tiempo. Por eso, es importante revisarlas periódicamente y cambiarlas cuando sea necesario. Algunos signos que indican que las escobillas están en mal estado son:
- Dejan rayas o manchas en el parabrisas.
- Hacen ruido al deslizarse sobre el cristal.
- No se adaptan bien a la forma del parabrisas.
- Presentan grietas, roturas o desprendimientos en la goma.
Según los expertos, las escobillas deberían cambiarse al menos una vez al año, preferiblemente antes del invierno, cuando las condiciones climáticas son más adversas. También se recomienda limpiarlas con frecuencia con un paño húmedo y evitar usarlas en seco o con el parabrisas sucio.
Existen dos tipos principales de escobillas: las tradicionales y las de nueva generación. Las tradicionales están fabricadas íntegramente en metal y tienen una goma fija. Las de nueva generación son de goma flexible y se adaptan mejor al parabrisas. Ambos tipos tienen sus ventajas e inconvenientes, por lo que la elección dependerá de las preferencias y el presupuesto de cada conductor.
Para saber qué escobillas lleva cada coche, pedinos el catálogo donde podrás ver que producto corresponde a cada marca y modelo de vehículo.
En conclusión, las escobillas son unos elementos clave para la seguridad vial y requieren un mantenimiento adecuado. Conducir con unas escobillas en buen estado puede marcar la diferencia entre ver o no un peligro potencial. Como repuesteros tenemos la obligación de concientizar a los clientes sobre la importancia del cambio al primer síntoma de mal funcionamiento.
